viernes, 27 de septiembre de 2013

TROLLOGÍA O ESTAS ERAN OTRAS HISTORIAS (Y VAMOS A DESTRIPARLAS EN UN PLISPLÁS PARA NO TENER QUE CONTARLAS YA MÁS), II





Flashbacks de los tiempos legendarios IX

Siempre admiré a José Hierro. Que un paisano capaz de escribir tales cosas tuviera esa pinta de descargador de muelle, resulta fascinante lo mires como lo mires.

Una vez vi una entrevista que le hacían en la tele, en uno de esos programas literarios de nula audiencia que por fortuna aún se empeñaban en hacer regularmente en la 2, cuando la 2 aún era la segunda o la dos. Y claro, lo flipé. No sólo por lo que decía, sino porque la pinta de descargador de muelle traía una voz a juego. El entrevistador no lo tuvo fácil, pero dio con un filón con una pregunta tan sumamente manida como que de dónde procedía su poesía. Explicaba el bueno de Pepe que él era de un tímido cuasi enfermizo, y que podía estar enamorado hasta las trancas pero jamás le diría una palabra a la interfecta (vale, hasta ahí todo normal). Sin embargo no podía evitar gritarle al mundo “amo a esa mujeeeeeer”. Y así lo declamaba, en televisión nacional, a voz en cuello con aquel vozarrón. La contradicción del poeta, creo que lo llamó.

Así que un día la Condottiera, a la hora de comer, se encuentra que la mesa de al lado ya está toda ocupada. Allí mismo, a su vera, José Hierro y una panda de pseudoburócratas en el exilio con ganas de pelotear. Pero no sabían por dónde cogerlo y estaban paralizados de perplejidad (¿es que os pensabais que iba a ponerse a declamar entre bocado y bocado?). Porque José Hierro en persona es (era) todavía más normal. Y más estibador. Y más tímido. Todo vozarrón. La escena se repitió otro par de días más, y la Condottiera pegó antena desde la mesa de al lado más que en toda su vida.

Vosotros comeríais más cerca de él, pero la que lo conocí fui yo. Jorobaros.



Futuros hijos míos: por muy poeta que uno sea, tiene que comer como los demás.

2 comentarios:

  1. Tendemos a endiosar a los artistas y a veces nos olvidamos de que, en el fondo, son gente de carne y hueso. Un besote.

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  2. Ya, lo guaises es cuando en carne y hueso es todavía mejor.

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