viernes, 31 de mayo de 2013

INTENTO DE POEMA EPIGRÁFICO I

 


Sé que se me tachará de acudir en exceso a la hipérbole literaria (¿yo? ¿yo? No sé de dónde os habéis sacado eso). Hay que reconocer que el verbo de la Madreconcarné no se caracteriza por una simpleza extrema. El dominio de la lengua de Dante no ha mejorado las cosas, pues purtroppo le confirió la extraña habilidad (que poseen, por otra parte, todos los italianos desde la cuna) de utilizar cuando menos tres adverbios por frase, y multiplicar los incisos de modo exponencial.
Por si esto fuera poco, existen no pocos episodios en la vida de los miembros del clan en general, y de la Madreconcarné en particular, que ríete tú del realismo mágico.  
En consecuencia el espectador menos avezado tiende a pensar que la fantasía y el ensueño dominan el mundo Madrecarnetil, que las quimeras pueblan las páginas del su blog, y que siquiera la mitad mas uno de sus contenidos son entelequias fraguadas en los insondables pliegues de su mente. No es tal.

Vamos al caso. Les ofrezco como primicia el Intento de poema epigráfico I (escrito expresamente para el blog, cuánto honor) (¿Por qué será que me han venido a la cabeza las esculturas de Homer?) De este modo ustedes juzgarán si se dramatizó en exceso la influencia de lo absurdo en la percepción epigráfica.
 


El que tenga entendederas para entender, que entienda.


Intento de poema epigráfico en metro libre

La Madreconcarné es un ontologizar
Se le da bien vislumbrar
Sabe cuando empezar
No tarda en continuar
No puede acabar
No para de escuchar
Sobresale en explicar
Y por último te incita a hablar.
En pocas palabras, hijos míos, La Madreconcarné sabe conencarrilar.
Gracias a esto,
Gracias a lo que llamamos
La Conjunción Estelar y
Gracias a vosotros: tres Gracias distintas e inseparables
Tengo muchas ganas de subirme a este blog (por cierto,
no quería reproducir ninguna frase homérica, como en el título).
Contrario a algunos comentarios empollonizantes sobre su ser,
al Epigrafista le gusta pensar que tal vez
a las letras le guste el Epigrafista.
A veces soñó incluso con que sus personajes catalogados
de las piedras
le hablaban en un partido de fútbol.
Holgazanearía días trazando de vista  los movimientos de los chopos del río en el viento,
haciendo casi toda la mudanza con un solo carro de compras
o corriendo al río sólo para charlar con los mirlos.
Y os enseñaría, hijos míos, cómo hay que dejarse enseñar.
Pero cuidado, ¡nunca peguéis vuestra lengua  en la llave
de la verja en una gélida mañana de invierno continental!
Y ahora me doy cuenta de que yo tampoco tengo problemas en bailar entre I y III persona del singular, como vuestra Madreconcarné.
Ahora si lo pienso, el Epigrafista podría ser un nadador frustrado,
Porque la vez primera apuntado a un curso de tal tipo
El chiquitín colmó de lágrimas de miedo la piscina municipal.
Luego se le pasó, pero nunca quiso nadar para ganar,
Ahora se imagina como el agua la lengua alemana
Que la aprende sabiendo que hay que dejarse flotar, llevar y
no luchar en contra de las corrientes profundas que hay que evitar.

Tal y como ahora yo no puedo enfrentarme más a Morfeo.

Valete et salvete


P.S. Es notorio cómo la oda comienza con loores a la Madreconcarné, para mutarse, ya antes de la mitad, en un monográfico sobre el Epigrafista. (“No haces más que hablar de ti, Marge, y qué pasa conmigo, ¿eh? Qué pasa conmigo.” Homer dixit).


Futuros hijos míos:

1.- Como todos los desvaríos de vuestro padre, este contiene grandes verdades, amén de oscuras referencias a ciertos episodios, algunos incluso de los tiempos legendarios: la lengua en la llave, la mudanza y el carro de la compra, el Epigrafista niño y la piscina, el Epigrafista y el concurso de baile, el “tengo muchas ganas de comerme a este mono” (abuelo Simpson dixit)…

2.- Cuando, interpelado un italiano, os responda con una frase que incluya purtroppo, echaos a templar. Si lo suelta dos veces, vais daos.  Pero nos os preocupéis. Vuestra madre tiene un master en purtroppos, Ya os enseñaré a soslayar ese terrible escollo cuando os veáis en tan apurado trance.

jueves, 30 de mayo de 2013

OFICINA DE PALANTIRI.

 

 


 
 




Estimado miembro (o miembra) (¿mi-hembra?) del clan. Ha sido usted invitado a retirar su palantir.

A continuación se detalla la normativa de obligado cumplimiento para los participantes en nuestra tribu, que rige el uso de tan alto privilegio.


·        Título primero: de la naturaleza de los palantiri.

Art. 1. Un palantir es una bola (esférica, como casi todas las bolas) (Y no vamos a seguir por el camino de sus variantes óvalos y ovoides, pues, como tantos caminos, en manos del Ente derivará en algún mantra que referencie a Elquenopuedesernombrado, lo que solo puede traer funestas consecuencias).

Art. 2. La observación directa de un palantir le hará percibir vívidas imágenes de los otros poseedores de palantiri, sus moradas y vicisitudes.

Art 3. Las imágenes, por su naturaleza, son fuertemente subjetivas, y dependen principalmente de la mente de quien observa el palantir. En otras palabras, si ve algo insólito o chocante, serán imaginaciones suyas.

NOTA: (plural de palantir, palantiri. Póngase al día en sus estudios de quenya, sindarin y lenguas élficas en general.)

MÁS NOTA (aquí se pone mucha nota, o será que somos unos notas): Para los que no sepan navegar por las procelosas aguas de la metáfora total, palantir = link que viene en el correo que acaba de recibir (que hay que decirlo todo, es que no me dejáis figura literaria con cabeza).


·        Título segundo: de la autoridad que gobierna los palantiri.

Art. 4. La autoridad que gobierna los palantiri es la Madreconcarné. Ella y sólo ella es la administradora de palantiri.

Art. 5. Por si quedaba alguna duda, sólo la Madreconcarné rige los palantiri. Con mano de hierro. El que avisa no es traidor.

Art. 6. Ante tamaña tiranía, presenten quejas al maestro armero.

Art. 7. Como muestra de la magnanimidad y ecuanimidad sin límite que adornan a la administradora de palantiri, puede usted remitirle sus propias visiones, quimeras, entelequias o alucinaciones. Esto no quiere decir de ninguna manera que la cosa funcione en régimen de concejo abierto. Ella verificará el control de calidad necesario para su potencial publicidad, por lo que al final todo se reduce a lo que ella diga. (Magnificencia a tope. Tirana yo, no sé de dónde sacáis eso.)


·        Título tercero: de la entrega de los palantiri.

Art. 8. Cada miembro del clan pasará a recoger su palantir cuando le sea indicado por la autoridad que los gobierna.

Art. 9. La usurpación de las funciones de la administradora de los palantiri en cuanto a entrega de palantiri a los usuarios, será considerada la falta más grave que pueda usted imaginar. Quien osare otorgar palantiri por su cuenta sufrirá la ira de la Madreconcarné acompañada de todas las furias infernales. De por vida. Usted no desea eso. Créame.

Art. 10. ¡Cuidado! Usted puede haber recibido su palantir, pero no así todos los miembros de la tribu. En consecuencia no debe usted comentar sus visiones con los otros personajes del clan, ni siquiera mencionar la posesión de un palantir.

·        Título cuarto: uso de su palantir.

Art. 11. Para usuarios primerizos, es aconsejable una primera lectura en orden cronológico. Las imágenes de los palantiri son, por su propia naturaleza, inconexas y sujetas a subjetividad. Si usted no lleva un orden, las visiones le producirían alucinaciones, ofuscamiento y desorientación extrema, hasta conducirle ineludiblemente a la locura.

Art. 12. Se aconseja observe su palantir en un entorno conveniente y en un momento adecuado. No es momento propicio la fila del supermercado, sobre la pantalla del móvil y con los brazos cargados de bolsas, mientras los churumbeles jalean. No son entornos oportunos el centro de trabajo o la cercanía de menores berreones. Sea prudente. Todas las precauciones son pocas.

Art. 13. Efectos secundarios: la autoridad que gobierna los palantiri no se hace responsable de convulsiones, ataques, revolcamientos, desencajamiento ocular extraorbital, disloque mandibular, esguince auditivo, espasmos varios o cualquier otro síntoma atribuible.

Art. 14. La aceptación de un palantir conlleva una serie de responsabilidades. Si no es usted capaz de sobrellevarlas, devuélvalo a la oficina de la que procede.

Art. 15. Usted podrá cercenar a placer el acceso a palantir de los menores a su cargo, tanto como parte de un castigo como por prudencia elemental. Actúe con las debidas cautelas. Algunos de dichos menores son célebres en todo el orbe por no poder callar ni debajo del agua (por algo está escrito en la tabula inansata que cuelga en los muros de casalaMaestra), y su corta edad no los librará de las correspondientes represalias.


·        Título quinto: infracciones y sanciones.

Art. 16. Son infracciones leves:
a)    El visionado en entorno inadecuado.
b)    El visionado apresurado.

Art. 17. Son infracciones graves:
a)    Hacer alusiones veladas a sus visiones en reuniones familiares
b)    Sonreír subrepticiamente al pronunciar o escuchar las palabras blog, palantir, carné, o cualesquiera otras le hayan sido reveladas por este medio.

Art. 18. Son infracciones muy graves:
a)    Comentar sus visiones con otros miembros de la tribu.
b)    Comentar sus visiones con amigos insulsos.

Art. 19. Son infracciones muy requetegraves:
a)    La vulneración del anonimato propio o de cualesquier otro personaje que intervenga en las visiones. Los miembros de este clan tendrán la consideración de superhéroes en cuanto poseen una personalidad secreta que nunca ha de ser revelada ante terceros. Esto será especialmente grave por cuanto afecte a los cachorros de la tribu. En este orden de cosas, se considerará infracción muy grave dirigirse a cualquiera de los miembros por su nombre en clave.
b)    Poner en conocimiento de Elquenopuedesernombrado cualesquiera mantra referido a él. Esto no sólo es una infracción, sino que podría conducirnos a todos al reino de las sombras.
c)    Todo atentado contra la gestión y administración de los palantiri, especialmente la entrega de palantiri a miembros no autorizados y la puesta en cuestión de la hegemonía de la Madreconcarné.

Art. 20. Sanciones:
Las infracciones leves serán sancionadas con la falta de disfrute debido, acompañada de confusión mental, desorientación e incomprensión general de las visiones. Allá usted.

Las infracciones graves serán sancionadas con miradas fulminantes. No se confunda, una mirada asesina de la Madreconcarné puede convertirlo en piedra, cual si de la Medusa se tratare. Además conlleva un desabrimiento prolongado en el tiempo del que no quisiera usted ser objeto.

Las infracciones muy graves serán sancionadas con retirada del palantir y damnatio memoriae por lo que respecta a las visiones. La administradora se reserva el derecho de exacerbar a los polluelos del clan y embriscárselos a modo de castigo. No desea usted llegar a eso. Créame.

Si usted cometió alguna infracción muy requetegrave, aunque fuere inadvertidamente, que Dios le coja confesado. Le recordaremos siempre. O más bien no. La pena principal será la descrita en el art. 9. Como penas accesorias, todas las anteriormente mencionadas mas ostracismo (pues no es nadie expulsando, la Madreconcarné) con damnatio memoriae universal, (no sólo por lo que respecta a las visiones, sino de modo general). En otras palabras: estás muerto, chaval.

Art. 21. Prescripción de infracciones y sanciones: estas infracciones y sanciones o cualesquiera otras que su administradora tenga a bien establecer, no prescribirán por jamás de los jamases.

Art. 22. Indultos y redención. Pierda toda esperanza. El rencor de la Madreconcarné es proverbial y no flaquea con embelecos de zangolotino. Un intento desesperado sólo puede empeorar la situación.

Art. 23. Procedimiento sancionador: el procedimiento sancionador se verá informado por los principios de: tiranía administrativa, contradictio in terminis, opacidad opalescente (divina de la muerte), arbitrariedad seguneldía, noctivagismo, inseguridad jurídica, ampliación súbita y sorpresiva de los supuestos, creatividad de sanciones, y, en general, manejo ad libitum por la autoridad competente, que ejercerá las funciones de juez y ejecutor (leguleyos a mí…)

Art. 24. Inmunidad. Teniendo en cuenta la poca práctica de la Maestra en el manejo de palantiri y yerbas del género, si inadvertidamente (que quede claro: solo por aturdimiento impensado) vulnerare alguno de los artículos anteriormente expuestos, podría ser indultada por la administradora la primera vez, no sin antes sufrir algunas reconvenciones y amonestación verbal.


Disposición transitoria.

En tanto la existencia de protoretoños en la familia de la Madreconcarné esté clasificada como información reservada, la mención de dicha información fuera de los círculos con acreditación de seguridad de nivel I, es considerada alta traición, y como tal, serán aplicadas con la más aguda saña las sanciones previstas para las infracciones muy requetegraves y alguna más inspirada por el furor del momento.

Disposición Adicional.

Si usted advirtiere incongruencia en la normativa que rige el uso de palantiri, guárdese sus opiniones para usted mismo. Sepa que la administradora no está obligada a trámite de información pública ni a responder alegación alguna.

Disposición Final.

Disfrute de su palantir. Es una orden.




Futuros hijos míos: si, vuestra madre está medio loca. Mala suerte.





LA VERDAD ESTÁ AHÍ FUERA.




Cual Mulder y Scully del siglo XXI, la Madreconcarné y su consorte Epigrafista se hallan inmersos en la búsqueda de seres hasta ahora desconocidos.

Ya constan en las crónicas de los tiempos legendarios, aunque como meras menciones, apareciendo en los registros por primera vez, si no recuerdo mal, en las laderas del Circo Máximo, cuando la preMadreconcarné y el Epigrafista se conjuraron en su búsqueda.

Estos seres ignotos no son en modo alguno entelequias de la mente, y han sido avistados por otros. En todos los casos los avistamientos han sido comunicados por progenitores debidamente encarnetados. En consecuencia, la Madreconcarné y el Epigrafista atisban insistentemente el horizonte embargados de anhelo e infinita paciencia a partes iguales.

No será la Madreconcarné quien afee a dichos individuos su conducta, pues hasta ahora han venido escudándose en el  más estricto anonimato con la pertinacia que es del caso. Así es, futuros hijos míos. La discreción es una virtud infravalorada en este mundo nuestro, enmarañado de redes sociales y perfiles internetes, donde hay especímenes se creen con derecho a proclamar ante el mundo, con todo lujo de detalles, que primero avanzan un pie y luego el otro (seres ignaros y pretenciosos: no así vosotros). Vosotros no os dejéis avasallar y revelaos sólo cuando los planetas estén debidamente alineados, las manchas del sol en su cénit y la inclinación del eje terrestre sea adecuada. Vuestros esforzados progenitores están a la expectativa.  

 


Futuros hijos míos: sólo os pido una cosa, que no os llaméis Samantha o Jhonatan. Por favor. Os lo imploro. Pero si la fatalidad así lo quiere, que así sea.

miércoles, 29 de mayo de 2013

EL EPIGRAFISTA

 


         Me veo en la muy comprometida situación de hablar del padreconcarné, más conocido como el Epigrafista.

         Dicho espécimen tiene trazas de ser mitológico (aún no tengo clara su verdadera naturaleza), que lo adornan en tropel:

-         Cuando fue avistado por primera vez por la Madreconcarné, las multitudes lo seguían (literalmente). Este fenómeno de hordas satélites encaramadas en vetustos riscos bebiendo con avidez sus palabras se repetía con regular frecuencia en aquellos tiempos legendarios.

-         El Epigrafista llegó a hispánicas latitudes allende las tierras, en la noche de los tiempos, tras sonadas celebraciones como nunca vieron los siglos. Dichas festividades tuvieron inicio tras la memorable gesta de la Madreconcarné, atravesando Europa con un vestido de novia colgado del antebrazo, luchando a brazo partido con pródigos trayectos, témpanos en flor, encañonadores implacables, acantonamientos de alcance, figones extravagantes y otras heroicas proezas, devenidas fruslerías en sus manos, ja, ja y más ja, cual émula y comparsa de tan mitológico ser, y todo ello con el exiguo séquito de algunos miembros de su clan (pero esto es otra historia y será contada en otra ocasión). Tales eventos pertenecen ya al acervo legendario del clan y se transmiten de generación en generación.

-         El Epigrafista tiene luengas melenas que se mecen al viento con apostura sin par. No es una metáfora, no, ya me gustaría a mí tal longitud y espesura abrigándome las ideas.

-          Sus fauces del averno, en consonancia con la oficina de su estómago (más nave industrial que oficina), son capaces de devorar cantidades ingentes de condumio. Eso sí, a ritmo conveniente, en contraposición con la tendencia familiar de la Madreconcarné, cuya característica principal consiste en engullir como los patos, a velocidad de vértigo (viendo a Beorn o a Elquenopuedesernombrado más pareciera un superpoder). Repugna a dicho ser la consonancia de dulce y salado en el mismo condumio, interpretada del modo más estricto posible, rechazando con vehemencia hasta las preparaciones más clásicas que adolezcan de dicha conjunción.

-          Consecuentemente, su capacidad de ingesta de líquidos es igualmente asombrosa. Especialmente cuando la combinación Epigrafista/Tom Bombadil (también llamada el Ente) (pero eso es otra historia y será contada en otra ocasión) toma tintes celebrativos. Serían capaces de beber el mar entero, dejando tamañitos a Thor y Loki en su disputa con el gigante Utgard

-         Cual señor del tiempo de nuestros días, cuenta con un nombre secreto que sólo conoce su cónyuge, verbigracia, la que suscribe.

-         Pareciera que la lengua del Epigrafista fuere multiforme, en cuanto la cantidad de idiomas que conoce no parece poder ser emulada por los esforzados indígenas patrios. Él rehúsa tal excepcionalidad, e incluso glosa el episodio Hechos-cap.2 con postulados inductivos de inferencia en los alcances. Las jerigonzas domesticadas van del arameo antiguo (no, tampoco es una metáfora) a la lengua de Goethe (y de Hitler, como gusta de remarcar), pasando por las procelosas aguas del léxico gabacho (con desternillantes nuances de francophonie). Siendo él el Epigrafista, no podía sino existir bajo forma de insigne latinista, asistido, no poco, por vernácula y contemporánea versión. Dígase en su defensa (?) que, teniendo ocasión de aprender egipcio jeroglífico (que no hierático ni demótico, quede claro), rehusó (no sin un atisbo de duda, me recelo).

-         El Epigrafista tiene referentes fuera del alcance de la mente humana. La tendencia a lo absurdo impregna su mente. En sus vertientes más cultas, por supuesto, estamos hablando del Epigrafista: para que los ajenos me entiendan, al modo del famoso teatro o del dadaísmo. Tal característica ha sido vislumbrada por los versados en la materia a raíz de su particular sentido del humor, que en ocasiones deja huérfanos, recíprocamente, a la Madreconcarné y al Epigrafista ante las cómicas vicisitudes que acontecen en sus vidas. No tanto como a la insigne esposa del Maromen, por fortuna (que no lamentaremos, ya que dio origen al gracejo solitario), pero sí lo suficiente como para ser señalado. Superado el desconcierto inicial, los miembros del clan conocen y hasta aprecian esta singular característica. En aplicación de las leyes de la física, algunos incluso han cambiado reluctancia inicial por inductancia mutua (quizás simplemente es ósmosis, quién es capaz de conocer los misterios de la naturaleza), y se van haciendo partícipes de ella, cual la Maestra, Tom Bombadil, Baya de Oro, sus vástagos, y hasta la Princesa Chicle (no nos engañemos, el manejo universal de frases de Les Luthiers, lleva incontables lustros teniendo lugar entre el clan, por lo que la conjunción era fatal). Esta cualidad humorístico-absurda ha dado lugar a un banco de datos de frases homéricas que pueden ser usadas en cualquier ocasión. También es fuente inagotable de referencias a Elquenopuedesernombrado, y en cuanto tal, elenco de mantras del Ente, ignorando despreocupadamente el riesgo mortal que conlleva.

-         El Epigrafista sacrificaría un ojo, como Odín por beber en el pozo de la sabiduría de Ymir. Sin embargo, su tendencia epistemológica natural suele adquirir tintes exóticos. Anteriormente conocido como “la enciclopedia del fútbol” y, más recientemente, como “la enciclopedia del Metal”, puede trabar conversación con cualquier desconocido de cualquier nacionalidad haciendo referencia a algún reputado futbolista de dicho país, los años en que estuvo en activo y su oportuna intervención en algún partido internacional (a partir de octavos, tampoco quiero exagerar). En consonancia con la envergadura de sus guedejas (y, no nos engañemos, es casi clavado a Tony Iommi, por lo que el destino debe tener algo que ver) es aficionado a la música de acorde tritono, cuarta aumentada o quinta disminuida, lo que, teniendo en cuenta su natural, conlleva el entusiasmo por la sistemación erudita de los datos relativos al género. En este viaje es acompañado con gusto por Tom Bombadil, formando este fenómeno, como no, parte del Ente. Como en todos los amateurs de su especie, está marcado por la afición hacia unos, a la par que otros le resultan completamente indiferentes, y algunas facciones, simplemente aberrantes. Vosotros, seres profanos, no oséis meterlos a todos en el mismo saco o sufriréis la ira del Epigrafista en toda su terrorífica erudición.  

Esto es lo que deja traslucir algunas veces, pocas, solo cuando lo asalta ese grado de humanidad que aqueja a toda criatura de la mitología clásica. Quién sabe lo que habita su mente, en realidad.

Futuros hijos míos:
1.- No hay otro como vuestro padre. Ya os iréis dando cuenta.
2.- Hubo un tiempo en que el Ente no existía. Sé que parece increíble, pero es así. Algún día os hablaré de aquellos tiempos legendarios.
3.- No es tan difícil comprender a vuestro padre. En cuanto dominéis el latín clásico y otras tres o cuatro lenguas muertas lo tenéis chupado. No desesperéis. Hay algunas variantes dialectales que él dice no conocer del todo.
4.- La música que lo amansa y hace humano está en la parte de arriba de los CD. No suele ser necesaria, pero por si acaso.
5.- En cuanto a los usos musicales, os recomiendo vivamente seguir la estrategia de vuestros primos Hanuman y Güeroman. Esto es: uníos a él o de lo contrario sucumbiréis.

  


miércoles, 22 de mayo de 2013

DE LA CONJUNCIÓN ESTELAR MADRECONCARNÉ / EPIGRAFISTA.

 


Sólo puedo hablar por mí misma, así que me temo que voy a ser de lo más parcial. Ya Unamuno dijo algo así como “perdonen que hable de mí, pero es quien me cae más cerca” (vamos, creo que fue Unamuno). No voy a ser yo menos, pardiez.

Existen algunas razones para explicar la conjunción Madreconcarné/Epigrafista, más allá de una alineación planetaria portentosa, de las que sólo se dan una vez en la historia del Universo.

Ya sabemos que la Madreconcarné adolece de personalidad múltiple. Por suerte, además de la impenetrabilidad de la materia y la conservación de la energía, existe la ley del ying y el yang, que si no es ya la primera ley de la termodinámica, debería serlo (a ver si saco un rato para mover las firmas en Change.org).

         La Madreconcarné no cocina. La Madreconcarné experimenta. Por suerte el Epigrafista come de todo. Es de las cosas que ya venían educadas de casa y ahí todo el mérito es de AbuBuni. Chapeau, suegra.

         La Madreconcarné no se viste. La Madreconcarné se disfraza. Por suerte al Epigrafista lo de las tendencias y las apariencias le trae al fresco. Ni  se percata.

         La Madreconcarné non è mobile. La Madreconcarné sufre mudas y metamorfosis. Aquí tengo dudas de si obra el natural nimeenterísmo masculino o es porque sus propias obsesiones lo tienen suficientemente ocupado. O que disimula muy bien.

         La Madreconcarné no guarda. La Madreconcarné flirtea con el Diógenes. El Epigrafista se alegra tanto cuando se le acaban las pilas y se le proporcionan unas nuevas, inmediatamente y sin salir de casa, que no pone en cuestión los cajones atiborrados y las estanterías al borde del colapso.

         La Madreconcarné tiene memoria exótica y vagamente referencial.  El Epigrafista es una enciclopedia con dos patas, así que no hay más que abrir la boca y preguntar.

         La Madreconcarné tiene una capacidad pulmonar superior al 100%, lo cual explica cierta tendencia al berreísmo incontrolado. ¿Sabes cuando desmontas un aparato y al volver a montarlo te sobra una pieza? Pues yo no sé quién llevó al Epigrafista al taller, pero cuando lo devolvieron le faltaba esta pieza. Pero vamos, que ya va echando callo. Cuatro reuniones familiares más y lo tenemos listo. En la familia de Madreconcarné proferir aullidos rozando el límite de percepción humano (a ser posible acompañados de enfáticos aporreos) y, consecuentemente, tolerarlos, viene de serie. Y los respectivos, o se adaptan, o sucumben.

Imagen tomada del blog tuprofedeinfantil.



         Futuros hijos míos: si la Maestra os cuenta que conoció al Chacal en la fontana de Trevi, no os lo creáis, que yo me lo creí durante mucho tiempo (negará haberlo dicho nunca, por supuesto, que ya nos conocemos). Pero vuestra madre y vuestro padre se conocieron en el mismísimo Coliseo. De verdad de la buena.

martes, 21 de mayo de 2013

LA MADRE CON CARNÉ CONTRA LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA.


         La Madreconcarné no es un ser de otro mundo. De hecho, tiene un certificado oficial expedido por las autoridades competentes, que no hay nada más pedestre ni más ramplón.

         Pedestre y todo, la Madreconcarné desafía lo que haya que desafiar. En el episodio de hoy, a la Real Academia de la Lengua. ¿Así que hembra que ha parido hijos, eh? ¡Las narices! ¡Yo tengo un nombramiento oficial! ¡Llenito de sellos! ¡Con todos los parabienes que son del caso! ¿Y me pueden decir porqué para ser padre basta con engendrar? ¿Es que una mujer embarazada todavía no es madre pero el que la puso en tal estado, por el contrario, ya es padre? ¡Me río yo de los peces de colores! ¡Habrase visto tamaña discriminación? ¡El epigrafista tiene el mismo certificado que yo y tomamos posesión el mismo día! ¡Cuidadito con nosotros…!

En otro orden de cosas, lo de que el buscador de Google pase de los acentos, va a ser una puñeta, me temo.


         Y ahora pasemos a la cuestión: el espécimen en estudio adolece de personalidad múltiple, cualidad que la impulsa a los extremos más insospechados. A saber.
         La Madreconcarné no cocina. La Madreconcarné experimenta (pero esto es otra historia y será contada en otra ocasión).
         La Madreconcarné no se viste. La Madreconcarné se disfraza.
         La Madreconcarné no guarda. La Madreconcarné flirtea con el síndrome de Diógenes. En cuanto al Diógenes digital, ha sido definido por primera vez en ella por los investigadores del ramo.
         La Madreconcarné tiene memoria exótica y vagamente referencial. Por suerte, suele encontrar algún hilo del que tirar.
         La Madreconcarné non è mobile. La Madreconcarné sufre mudas y metamorfosis. Su duración oscila desde un par de semanas a dos/tres años. Los científicos están estudiando si se debe a fluctuaciones en la longitud de onda (tanto la buena como la mala onda) o por el contrario tiene algo que ver con el cultivo de alcaparras y la cara oculta de la luna. Tenían algunas esperanzas cuando se descubrió el bosón de Higgs, pero ni por esas. Iker Jiménez está esperando a que tiren la toalla.
         La Madreconcarné tiene una capacidad pulmonar superior al 100% (eso decía la primera espirometría que me hicieron en mi vida) (lo sé, es incomprensible), lo cual explica cierta tendencia al berreísmo incontrolado.
         Interpelada, la Madreconcarné dijo no creer en la reencarnación. ¿Por qué? “Porque me niego.” (Madreconcarné dixit).
          ¿Quién es ese Julio César que hablaba de sí mismo en tercera persona? ¡Un aprendiz, un dilettante! La Madreconcarné pasa de la primera a la tercera persona con una agilidad felina. Se interpela a sí misma con la segunda, amalgama las personas del singular con las del plural sin empacho alguno, y vuelta a empezar.
        


         No hay que buscar razones. Es como la volubilidad del clima. Es como la inexorabilidad del tiempo. Es como las leyes de la naturaleza. ¿Por qué existe ley de la gravedad? Pues porque existe. Es así. Algún avezado científico se pondría las gafas de pensar y diría: “porque si no, estaríamos flotando por el aire, no habría ni fauna ni vegetación, todo el agua suspendida por ahí sin mares ni ríos, y, en último término no sería posible la vida sobre la tierra.” Cuidado, listillos. Es mejor no hurgar. Mejor no meneallo. A lo peor, es una de esas cosas. Igual si la Madreconcarné no tuviera personalidad múltiple, no sería posible la vida sobre la tierra.



Futuros hijos míos:
1.- Ya os habréis dado cuenta que de nada vale deciros que vuestra madre es así o asao, pues la única norma que vale es que es un ser mutante.
2.- Ahora que nadie nos escucha, tened a mano algo de música celta. Es de las pocas cosas que la ponían de buen humor. Esperemos que esto no haya cambiado.
3.- Es carné, carné tal cual. Sin “t” al final. Espero que lleguéis a hablar francés mejor que Chateaubriand, y que no hagáis más de dos o tres faltas en la dictée de Merimée, pero a cada idioma lo suyo.

lunes, 20 de mayo de 2013

MI FAMILIA Y OTROS ANIMALES


Uno de los primeros libros que leí varias veces fue Mi familia y otros animales, quién sabe de dónde salió. No es que hubiera muchos libros en mi casa (las cosas como son, Maestra, que ya sabemos que luego lo niegas todo). Libros de texto, todos los que quisieras, para todas las edades, amontonados en aquel armario de la sala donde estudiábamos, que si abrías la portezuela, caían en cascada. Tantos, que a veces recortábamos las fotos de libros viejos para “ilustrar” los trabajos de clase (muérete de envidia, rincón del vago). Pero novelas o cuentos se podían contar con los dedos de las manos. Así que Gerry era un personaje de lo más familiar. Envidiaba abiertamente su infancia en Corfú y su educación “disfuncional”. Igual de familiares fueron su madre y hermanos. Concretamente Lawrence  me parecía un ser insufrible, y me sorprendió mucho saber años más tarde que figura en los anales de la literatura. (Demasiado tarde, Lawrence, ya puedes haber escrito Las Siete Obras Inmortales de Todos los Tiempos Habidos y Por Haber y Sus Tribulaciones, que no me vas a impresionar ni un poco, y mucho me temo que esa imagen tuya de convaleciente cargante farfullando desatinos pertrechado bajo una manta de caballo, no me la arrancan ni con K7. Y sí, esta vez demasiado tarde es demasiado tarde.)

Mucho me temo que mi vida no es ni la mitad de interesante que la de Gerald, pero me importa un pito, vamos. Que me da la gana de escribir un blog en la era de twitter, cuando los blogs están más pasados que los zapatos de rejilla, pues lo hago. Sin twitter, sin Facebook y sin ná de ná. Que por no tener, no tengo ni Internet en el móvil (creo que ya ni sacan tarifas de móvil que no incluyan Internet, somos una especie en extinción). Que para eso una es La Madreconcarné, con reconocimiento oficial, por mucho que sus hijos todavía estén de camino (vosotros dad bien de bocinazos, futuros hijos míos, a ver si se mueve esa fila). Y aquí salen los que diga yo, faltaría más.

Al parecer cuando empiezas un blog, lo que te sale es explicar el por qué. Justificarse, vamos, que la palabreja tiene una connotación negativa, pero no tendría porqué. Y es verdad que te sale, al menos comedidamente.
El tema “diario” siempre me moló, y tuve un amago en mi más tierna infancia, pero apenas cogí el boli y puse tres palabras una tras de otra, me percaté del sinsentido. No lo sabría explicar, porque desde luego a introversión no me ganaba nadie, pero aquello era baldío, como desierto, y no se volvió a repetir al día siguiente ni ningún día más. Eso sí, me lo pasé pipa escogiendo un cuaderno y decorando la primera página, y discurriendo dónde podría esconderlo para que mis hermanos, a los que tenía más miedo que a un nublado, no me lo cogieran. Creo que acabó reconvertido en recetario  de cocina, o algo así.
Luego me pasé a las cartas. Eso sí que molaba, porque era como un diario, pero se lo contabas a alguien amigo, y además quedaba constancia (extrañamente siempre me importó), e incluso podía ser que te contestaran. Llegué a escribir cartas de cuatro y cinco folios, y tardar varios días: las buenas amistades, es lo que tienen. Hasta me planteé escribir una novela en forma de intercambio de cartas (sólo hace un par de años que descubrí 84 charing cross road, así que en aquel entonces me parecía haberlo inventado yo), proyecto que, por supuesto, nunca llegó a ninguna parte, aplicando los principios de la procrastinación y “lo mejor es mejor que lo bueno (reconozcámoslo: contra semejantes enemigos tenía pocas posibilidades). Hace muchos años que no escribo cartas. Muchísimos. No me voy a excusar diciendo que se hace muy pesado escribir a mano tantas páginas, porque con el teclado soy un hacha y tampoco me pongo a escribir su equivalente en mails.
Pero ¡ah!, hete aquí que apareció el extraordinario mundo de los blogs. Al principio no les hice mucho caso (hay que reconocer que el mundo blogueril ha mejorado mucho y está más organizado), aunque acabé siguiendo algunos, mayoritariamente de cocina. A punto estuve de abrir un blog con mis experimentos culinarios, pero… ¡maldición! ¡perdición! ¡“huevos con aceite”ya estaba cogido, y ni siquiera era un blog de cocina! Así que deseché la idea. Si no le puedo poner un nombre molón, no juego, ala, os fastidiáis, que la pelota es mía.




En algún sitio leí que el primer verso de un poema es un regalo de los dioses. Pues sí. Un primer verso afortunado tiene una fuerza morrocotuda, tanto para el que lo lee como para el que lo escribe. Yo no llego a tanto, pero reconozco que la idea me golpeó casi físicamente, como un coup de foudre o una inspiración divina. Y además se parece a los diarios y a las cartas (cartas que sólo hay que escribir una vez y ya reciben todos, sin tener que repetir cien veces lo mismo: la vagancia también tiene su parte). Y además deja constancia. Qué más se puede pedir.

Este es mi blog, el blog de la Madre con carné y sus bestezuelas aledañas. Si algún día llega a best-seller, tomadlo como una de las señales que preceden al apocalipsis.





P.S. (reflexiones colindantes): con frecuencia se oye que, para escribir, como para tantas otras cosas, lo más importante es empezar. Discrepo. Empezar, no es que esté chupado, pero es mucho más arduo seguir. Y los finales. Los finales son lo más chungo. Cualquier desaprensivo aporreando un teclado puede escribir un principio, incluso un buen principio. Pero los finales son difíciles. El final mismo se las trae, en su misma mismidad. Pero además están los que leen, que lo realizan de modos distintos, vete tú a saber cómo, y siempre hay alguien descontento, desazonado, decepcionado, aunque con frecuencia no sabrían decir lo que les gustaría.

Los finales son lo peor, pueden torturarte durante meses. No hay modo de cerrar todos los ciclos. Es como acabar todas las historias abiertas de La historia interminable.



Futuros hijos míos:
1.- Así es, vosotros sois los que me habéis hecho escribir en el buscador Google “como hacerse un blog”. Nadie lo había conseguido antes.

2.- La libretina de recetas de cuando tenía 12 años está en la cocina, y también hay algunas fichas decoradas con unas pegatinas que me chiflaban entonces, creo que son las únicas pegatinas que tuve en toda mi infancia. No, no es el mismo cuaderno del que se habla en esta entrada. Me la dio mi madre como cosa especial, para que anotara las recetas y por entonces las libretas elegantes y con clase eran así: con las tapas negras y los cantos rojos. Pedídmela y os la enseñaré, pero mucho cuidadito con ella. A ver si nos da tiempo de hacer una receta cada fin de semana. Luego las haremos con los primos ¿vale? Ya veréis lo rico que está todo.