viernes, 20 de noviembre de 2015

MISIÓN IMPOSIBLE, VERSIÓN ESCOLAR


Como si hubiera sido anteayer.


Caradefresa se encuentra en casa haciendo los deberes. En esta ocasión consisten en revisar los ejercicios realizados en clase sobre los libros de mates y lengua (malditos sean los editores que inventaron los ejercicios que se escriben directamente en el libro e impiden su reciclado a futuras generaciones de escritoincipientes y/o matemáticoinexpertos. He dicho).

Como rectificar es de sabios, aunque se me barrunta que no es directamente proporcional la cantidad de rectificaciones con la extensión y profundidad de la sabiduría, o, en otras palabras, que también expresarse con sencillez es de sabios, o sabias, si tienes que rectificar todo el rato, igual es que no eres supersabio, o sabia, que no savia; como rectificar es de sabios, decía yo con mi sencillo verbo, pues la tarea arriba mencionada se trata mayormente de corregir los errores cometidos en la ejecución de los susodichos ejercicios y subsanarlos, escribiendo la solución correcta en vez de la chuchurría, negro sobre blanco todo ello.

Hay que aclarar que se trata de los libros para hacer en clase. Para casa existen unos cuadernillos de deberes específicos que extienden y perpetúan lo aprendido, con idéntica metodología (pícaros editores: malditos seáis doblemente). Así que los libros no salen de clase mas que dentro de un proceso de repasoyaotracosamariposa que se da un par de veces al trimestre.



Al grano. Tras una ardua jornada surcada por las actividades más diversas, cuales teatro, ajedrez, coros y danzas, degustaciones gastronómicas varias, nosentiendeparlaencristianoporcamisera, yosoyFridaKahlopuntocom, y visitas a todas las musas habidas y por haber en fila de a dos a la pata coja  (se me da una higa de lo que penséis, que quede claro, y al que de mis lectores se alinee con las posiciones carafresianas, lo baneo, hombreya), para acabar de coronarla y como guinda del pastel, la pobre Caradefresa se resistía a encararse con sus propios errores del pasado. Algo así como la indomable: “suéltame pasado”.


Pero nadie pudo con la indomable
Pero eso es porque la indomable no tenía a su madre encima. O que no tenía carné de madre. Así que si tú porfías, yo más, con lo que la situación estaba adquiriendo tintes dramáticos, acudiendo a remedios diversos, que oscilan entre las contemplaciones, los paños calientes, el templado de gaitas, y las no tan veladas amenazas, si es que nada de lo anterior parecía funcionar. Por supuesto llega el momento, porque en este contexto ese momento tiene que llegar tarde o temprano, en que nos abandona la luz de la razón y quedamos a expensas de nuestros impulsos más primarios. A saber: negación, negación y más negación (¡pero si esto no está maaaaal! ¡Que la profe se ha equivocaaaaado!). Y si no funciona la negación, ni el agotamiento del contrario por desgaste, pues argumentos alternativos. Cuando digo alternativos quiero decir pertenecientes a un universo alternativo, también llamado mundo de Yupi o loqueamimeconvieneconunpar.



-        Es que, mamá, es culpa del libro.

-        ¿Culpa del libro?

-        ¡Si! ¡Este libro hace las As redondas, igual que las Os.“ (ojocuidao, que estamos hablando de LETRAS MAYÚSCULAS)

-        Hija mía, ¿me quieres decir que en este libro, particularmente aquí y no en otro libro alguno, las Aes mayúsculas, en vez de hacerlas picudas, las hacen tan sumamente redondas que las estás confundiendo con Oes mayúsculas?

-        Si mamá. Eso es.






-        Esto no está mal, es que la profe me lo ha corregido mal.

-        ¿Cómo te lo va a corregir mal?

-        Si, se ha equivocado.

-        ¿Se ha equivocado? Vamos a leerlo. A ver, aquí pone…

-        Pone caramelo.

-        No. Pone calamelo.

-        Caramelo.

-        Calamelo.

-        ¿Esto es una r?

-        Mmmmm (estallando con rabia) ¡Lo has cambiado tú!

-        ¿Lo he cambiado yo?

-        ¡Sí! ¡Estaba bien escrito! ¡Pero lo has cambiado tú!

-        Ah, entonces, esto y esto y esto otro ¿también lo he cambiado yo?

-        ¡SI! ¡LO HAS CAMBIADO TÚ! ¡LO HAS CAMBIADO TODO! ¡YO LO HABÍA HECHO BIEN!

-        ¿Entonces quieres decir que todos los ejercicios estaban bien hechos y he ido yo a tu cole para coger el libro y cambiarlos?

-        ¡SI, ESO HICISTE!

-        Vamos a ver, Caradefresa. Lo que estás diciendo es que yo, en vez de ir a trabajar, porque claro, si no estoy trabajando estoy con vosotras, pues en vez de ir a trabajar esperé escondida, y luego me infiltré en tu cole cuando nadie me veía (a la imaginación del lector dejo si llevaba puesto el típico traje negro de los ladrones de postín) (no, qué caramba, lo llevaba. Que sea de marca. Y unos Louboutin también), y, siempre a escondidas, llegué a tu clase, busqué tu libro de entre todos los libros de todos los niños que allí había, lo encontré, saqué un lápiz, y me puse a cambiar el resultado de los ejercicios, para a continuación dejarlo todo como estaba, salir sigilosamente, y reincorporarme a mi vida diaria. ¿Es eso?

-        ¡SI, LO HICISTE! ¡FUISTE AL COLE Y LO CAMBIASTE!

-        Ya. ¿Y eso por qué?

-        ¡PARA QUE TUVIERA QUE HACER LOS DEBERES!

-        … Entiendo…“ (léase con tono pausado y acariciándose la barbilla).



¡Hola Preadolescencia! ¡No te esperaba tan pronto! Pasa, pasa, siéntate. ¿Cómo te va todo? ¿Quieres un té? Podemos tomárnoslo aquí sentadas, observando el espectáculo. Mira, por allí van la cordura y la lógica. ¡Ala! Porrazo contra el muro. ¡Otras dos al montón de espachurrados! Mira, mira cómo la razón salta la valla y escapa a todo correr… Por cierto, ¿sabes algo de Adolescencia? ¿Crees que se pasará pronto?



Este té me lo reservo para cuando llegue Adolescencia



(Nota mental: tengo que hacerme con un kit de infiltradora profesional. Pero que no resulte años cincuenta ni motera hortera de anuncio de perfume masculino. Ni superheroína. Algo así como: Trinity, versión madre.)
 


Perfecto. Ya puedo ir a la tutoría.
Y cuando salga, a comprar vestidos princesis.






Hijas mías:



1.- No sólo es de sabios rectificar. También es de sabios rectificar a tiempo. Rectificar cuando te han vencido y todo está en ruinas no sólo no sirve de nada, sino que ni siquiera es rectificar. Es un patético intento de disimular en vez de reconocer la derrota.


2.- Mantenella y no enmendalla es contraproducente. Aunque pueda tener exóticos resultados. En serio, es peor.


3.- No me deis ideas. No os conviene.