miércoles, 9 de octubre de 2013

LA GALOCHERA. SUITE CATÁRTICA EN TRES MOVIMIENTOS. III



Último movimiento: redención galochera
A bene placito, da capo



         (Hemos aterrizado. Les deseamos que hayan tenido buen viaje y feliz estancia en su destino.)




Pavennos matao

Pero mujer… ¡Algo bueno tendría!
        
A ver, que levante la mano el que tenga algún recuerdo bueno de la Galochera. Pero tiene que ser entre claramente bueno y netamente positivo.
¿Nadie?

Me ha costado un poco, pero algo, algo he encontrado.

         Yo no traté a mi abuela. Ni como abuela, ni como ser humano normalmente constituido, ni como nada. Bueno, quizás como ese familiar lejano (que curiosamente vive en tu propia casa) con el que tienes poco o ningún trato y te lo encuentras a veces en las escaleras, sin que haya cruce de palabras. La sordera no ayudó. Su carácter tampoco. No se me insufló resentimiento alguno contra ella, ya que todas las historias que he relatado y no presencié, las supe hace muy poco. Era una persona difícil, por no decir imposible.
(¡Pues menos mal que ibas a decir lo bueno!)
(Que sí, que ya voy.)

         Tenía una salud de hierro. Y era alta. Y andaba más derecha que una vela. (Ya podía haber heredado eso, ya.)
Verla caminar en madreñas por ciudad, era una estampa digna de ver. Pena de foto.
Durante algunos años nos dio un abultado aguinaldo. Aunque mi padre tuvo algo que ver, hay que reconocer que tan munífica pauta nos descolocó.
Hacía una talla en madera muy bien hecha y muy rápido, con una economía de medios admirable. Era siempre la mismísima talla, eso sí. Pero era muy difícil. Lo sé porque lo intenté.
Aunque confundía frugalidad con cicatería, nos demostró a todos que se puede vivir con bien poco.
El último año (tras sufrir una desgracia), demostró tener algún sentimiento.
         Y… (esto os aseguro que causa el más absoluto pasmo cuando lo cuento a quienes la conocieron) hubo un par de veces que jugó con mi hermana y conmigo al escondite en su cocina. ¿Sólo dos? Pues sí, creo que sólo dos. Vamos, si fueron más, fueron tres. Pero casi basta para que se redima a mis ojos. Porque, en lo que a mí respecta, lo único importante es que no fue mi abuela. Todo lo demás, francamente, me da igual.



Futuros hijos míos:

1.- Rememorar el pasado puede tener su gracia, pero no sirve de nada vivir en el pasado. Clic en cerrar archivo y a otra cosa mariposa.

2.- Pues va a ser verdad que al último examen sólo llevamos una asignatura.

Imagen tomada de peoresnada

1 comentario:

  1. Bueno, al final todo el mundo tiene su lado bueno... Es la moraleja que se podría sacar, ¿no? Besotes!!!

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