viernes, 12 de diciembre de 2014

ODA Y ADIÓS, y III



Adiós, microondas. A ti sí te quise.
Te quise en cuando te vi en la tienda y te puse en mi lista de bodas. Fue un flechazo.
Te quise cuando hice unas lasañas de llorar de rechupete únicamente con tus propios medios.
Te quise traer conmigo cuando nos mudamos a este nuestro piso que ahora abandonamos sin mirar atrás.

Sólo una vez no te quise, o mejor dicho, te quise, te quise matar: cuando hace un par de meses empezaste a hacer ruidos raros y la cosa acabó en KAPUT.



Mi microondas se ríe de mí.
 
Desde entonces hemos desempolvado (en el sentido más literal de la palabra) los olvidados mini-cazos calientaleches que hasta ahora sólo habían servido para freír huevos. Cada plato de lentejas, alubias y garbanzos pasan por el abrasador abrazo vitrocerámico antes de ser servidas a la mesa. Me las veo y me las deseo para calentar unas patatas fritas o un plato de pasta, sin que todo acabe en un recocido amasijo. Aquella rápida cocción prepuré se ha transformado en lentas evoluciones convencionales, y ya no soy capaz de batir mi récord en preparación de cenas.

Te echo de menos desde que me dejaste, microondas mío. Me partiste el corazón, y el teflón de los cazos, y las ganas de arreglarte.

Modo echándote de menos, on:
 sustitúyase ordenador por microondas

Te dejo por otro, como una microndipromiscua cualquiera. Espero ser muy feliz con un sustituto más joven y bello que me tiene prometidas patatas fritas sin aceite y verduras pseudobraseadas.  
Ciao, bello.


Más que bello, horripirmosísimo.


Hijas mías



No hijas mías, este no.

 

2 comentarios:

  1. Pues a mí el de Hello Kitty me mola. Jajajaja. No tengo remedio... Estás en una etapa de absoluta renovación. Esto es presagio de algo bueno. Un besote!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sabes tú bien hasta dónde de profunda es la renovación.

      Eliminar