jueves, 19 de diciembre de 2013

VAMOS DE PASEO


   
Se podría decir que el coche del tío Tom iba al completo. Vamos, lo que sería al completo para el coche normal de las otras personas humanas, esto es, con todos los asientos ocupados (Tom al volante, El Epigrafista de necesario copiloto, la Madreconcarné detrás entre Princesa Caradefresa y Princesa Caradeardilla) y el maletero repleto de equipaje. Pero el coche del tío Tom había hecho memorables viajes tanto o más largos y mucho más cargado.


Vamos de paseo, en un auto feo


En el ambiente retumbaba una y otra vez el repertorio al uso. Y fue así, entre tallarines semovientes al son de don Pepitos y don Josés con barba de tres pelos (¡que no se puede decir pelooooooooos!), que la Madreconcarné tuvo un acceso de Diosabequé flash de realismo.

- ¿Qué te pasa? - Inquirió Princesa Caradefresa. 

- Nada hija – mentí abanicándome, mientras me ardía la cara y lo que quiera que hubiera en el yeyuno me supuraba por las orejas.

- No pasa nada, mamá. También se puede llorar de emoción.


Hijas mías: hay viajes inolvidables. Y luego está este.



P.S. Gracias sean dadas a Tom Bombadil


4 comentarios:

  1. Asistimos así, queridos lectores, a una curiosa transformación: de Tom Bombadil, un viejo con barba y un sombrero con plumas, al TÍO TOM...

    ¿andeandará mi cabaña?

    ¡Quiero mi cabaña!

    Tío Tom

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  2. No sé si lo he entendido bien... A veces me desconciertas. Jajaja. Besotes!!!

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