Patadas a Plutarco.
La Princesa
Caradefresa, durante la cena:
-
Mamá,
mamá, ¿tenemos polvo de hadas?
-
No,
hija mía, de eso no nos queda.
-
¿Y
cómo se consigue?
-
No
sé. Supongo que habrá que comprarlo. Cuando vaya a Mercadona ya compraré.
-
¿En
Mercadona?
-
Claro.
Antes de acostarnos,
tenemos un tête a tête:
- Mamá,
¿de verdad que venden polvo de hadas en Mercadona?
-
No
hija, no venden, era una broma de mamá
-
Yo
voy a ir a Nunca Jamás.
-
Pero
cariño, no puedes. Nunca Jamás no es de verdad, es de una película.
-
(enfurruñada) ¿Entonces, no se puede ir?
-
No,
hija.
-
Pero,
¿qué hay en las estrellas?
-
Las
estrellas son unas bolas gigantes de fuego.
-
¿¿¿???
-
Como
el sol. ¿No estudiaste lo del sol y los planetas?
-
Si:
Venus, Marte, la Tierra, Saturno…
-
Pues
como el sol. El sol es una estrella.
-
Mamá,
unos niños se rieron de mí por decir que Plutón es una estrella…
Finalmente, en la
cama:
-
Mamá,
estoy triste.
-
¿Por
qué, hija?
-
No
existe Nunca Jamás. Y las estrellas son bolas de fuego.
Hijas mías:
tendréis que perdonarme, pero así de repente, no me alcanza para hacerme a la idea de que no sois
capaces de coger las ironías. A veces os trato como las niñas que sois, y
luego, os enchufo un manguerazo de realidad sin contemplaciones. En serio,
perdonad.
Lo de extenderme tanto en las dos entradas anteriores,
sólo es para que me entendierais. Me cuesta.
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