miércoles, 23 de julio de 2014

ASÍ COSÍA, ASÍ, ASÍ




La Princesa Caradefresa coge un nosequé de ganchillo que hice en los tiempos que reinó Carolo.

-         “Mamá, ¿quién lo hizo?”
-         “Lo hice yo, hija”
-         “¿Tuuu?” (léase con estupor y pasmo)
-         “Sí”
-         “¡Qué bien coses mamá! ¿Y dónde aprendiste a coser? ¿En una coserería?”



También sé cocinar, pero a veces se me cruzan los cables.


Princesa Caradefresa, hija mía, ahora hay cosererías muy majas donde te enseñan a coser, a bordar y a hacer punto neperiano con llevadas, pero yo aprendí de las mujeres de mi familia (y de una vecina del pueblo), como toda la vida de Dios.

Princesa Caradeardilla, hija mía, ya sé que te dio mucha envidia cuando viste a tus primas Candace y Princesacaballobebé aprendiendo a coser a las órdenes de vuestra común abuela La Maestra, pero ya vale de pedirme a todas horas que te enseñe a coser (y cuando digo a todas horas, es a todas horas: en el parque, antes de ir a dormir, en el desayuno…) Todo se andará.  



En serio, es alucinante. Procedencia


 
P. S. No creáis que no tengo ganas de que aprendáis a coser, que lo de marcar todo el equipo de patinaje, casco incluido, a hilo y aguja, me tiene los dedos mataos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario