Sé que se me tachará de acudir en exceso a la hipérbole literaria (¿yo? ¿yo? No sé de dónde os habéis sacado eso). Hay que reconocer que el verbo de la Madreconcarné no se caracteriza por una simpleza extrema. El dominio de la lengua de Dante no ha mejorado las cosas, pues purtroppo le confirió la extraña habilidad (que poseen, por otra parte, todos los italianos desde la cuna) de utilizar cuando menos tres adverbios por frase, y multiplicar los incisos de modo exponencial.
Por si esto fuera poco, existen no pocos episodios en la vida de los miembros del clan en general, y de la Madreconcarné en particular, que ríete tú del realismo mágico.
En consecuencia el espectador menos avezado tiende a pensar que la fantasía y el ensueño dominan el mundo Madrecarnetil, que las quimeras pueblan las páginas del su blog, y que siquiera la mitad mas uno de sus contenidos son entelequias fraguadas en los insondables pliegues de su mente. No es tal.
Vamos al caso. Les ofrezco como primicia el Intento de poema epigráfico I (escrito expresamente para el blog, cuánto honor) (¿Por qué será que me han venido a la cabeza las esculturas de Homer?) De este modo ustedes juzgarán si se dramatizó en exceso la influencia de lo absurdo en la percepción epigráfica.
El que tenga entendederas para entender, que entienda.
Intento de poema epigráfico en metro libre
La Madreconcarné es un ontologizar
Se le da bien vislumbrar
Sabe cuando empezar
No tarda en continuar
No puede acabar
No para de escuchar
Sobresale en explicar
Y por último te incita a hablar.
En pocas palabras, hijos míos, La Madreconcarné sabe conencarrilar.
Gracias a esto,
Gracias a lo que llamamos
Gracias a vosotros: tres Gracias distintas e inseparables
Tengo muchas ganas de subirme a este blog (por cierto,
no quería reproducir ninguna frase homérica, como en el título).
Contrario a algunos comentarios empollonizantes sobre su ser,
al Epigrafista le gusta pensar que tal vez
a las letras le guste el Epigrafista.
A veces soñó incluso con que sus personajes catalogados
de las piedras
le hablaban en un partido de fútbol.
Holgazanearía días trazando de vista los movimientos de los chopos del río en el viento,
haciendo casi toda la mudanza con un solo carro de compras
o corriendo al río sólo para charlar con los mirlos.
Y os enseñaría, hijos míos, cómo hay que dejarse enseñar.
Pero cuidado, ¡nunca peguéis vuestra lengua en la llave
de la verja en una gélida mañana de invierno continental!
Y ahora me doy cuenta de que yo tampoco tengo problemas en bailar entre I y III persona del singular, como vuestra Madreconcarné.
Ahora si lo pienso, el Epigrafista podría ser un nadador frustrado,
Porque la vez primera apuntado a un curso de tal tipo
El chiquitín colmó de lágrimas de miedo la piscina municipal.
Luego se le pasó, pero nunca quiso nadar para ganar,
Ahora se imagina como el agua la lengua alemana
Que la aprende sabiendo que hay que dejarse flotar, llevar y
no luchar en contra de las corrientes profundas que hay que evitar.
Tal y como ahora yo no puedo enfrentarme más a Morfeo.
Valete et salvete
P.S. Es notorio cómo la oda comienza con loores a la Madreconcarné , para mutarse, ya antes de la mitad, en un monográfico sobre el Epigrafista. (“No haces más que hablar de ti, Marge, y qué pasa conmigo, ¿eh? Qué pasa conmigo.” Homer dixit).
Futuros hijos míos:
1.- Como todos los desvaríos de vuestro padre, este contiene grandes verdades, amén de oscuras referencias a ciertos episodios, algunos incluso de los tiempos legendarios: la lengua en la llave, la mudanza y el carro de la compra, el Epigrafista niño y la piscina, el Epigrafista y el concurso de baile, el “tengo muchas ganas de comerme a este mono” (abuelo Simpson dixit)…
2.- Cuando, interpelado un italiano, os responda con una frase que incluya purtroppo, echaos a templar. Si lo suelta dos veces, vais daos. Pero nos os preocupéis. Vuestra madre tiene un master en purtroppos, Ya os enseñaré a soslayar ese terrible escollo cuando os veáis en tan apurado trance.
Un consejito,que tal las entradas un pelón más cortas...da fatiga leerlas y seguro que son geniales
ResponderEliminarEn realidad lo intento. Siempre empiezo pensando que esta vez va a ser una entrada corta. Pero luego toma vida propia y...
Eliminar