miércoles, 29 de mayo de 2013

EL EPIGRAFISTA

 


         Me veo en la muy comprometida situación de hablar del padreconcarné, más conocido como el Epigrafista.

         Dicho espécimen tiene trazas de ser mitológico (aún no tengo clara su verdadera naturaleza), que lo adornan en tropel:

-         Cuando fue avistado por primera vez por la Madreconcarné, las multitudes lo seguían (literalmente). Este fenómeno de hordas satélites encaramadas en vetustos riscos bebiendo con avidez sus palabras se repetía con regular frecuencia en aquellos tiempos legendarios.

-         El Epigrafista llegó a hispánicas latitudes allende las tierras, en la noche de los tiempos, tras sonadas celebraciones como nunca vieron los siglos. Dichas festividades tuvieron inicio tras la memorable gesta de la Madreconcarné, atravesando Europa con un vestido de novia colgado del antebrazo, luchando a brazo partido con pródigos trayectos, témpanos en flor, encañonadores implacables, acantonamientos de alcance, figones extravagantes y otras heroicas proezas, devenidas fruslerías en sus manos, ja, ja y más ja, cual émula y comparsa de tan mitológico ser, y todo ello con el exiguo séquito de algunos miembros de su clan (pero esto es otra historia y será contada en otra ocasión). Tales eventos pertenecen ya al acervo legendario del clan y se transmiten de generación en generación.

-         El Epigrafista tiene luengas melenas que se mecen al viento con apostura sin par. No es una metáfora, no, ya me gustaría a mí tal longitud y espesura abrigándome las ideas.

-          Sus fauces del averno, en consonancia con la oficina de su estómago (más nave industrial que oficina), son capaces de devorar cantidades ingentes de condumio. Eso sí, a ritmo conveniente, en contraposición con la tendencia familiar de la Madreconcarné, cuya característica principal consiste en engullir como los patos, a velocidad de vértigo (viendo a Beorn o a Elquenopuedesernombrado más pareciera un superpoder). Repugna a dicho ser la consonancia de dulce y salado en el mismo condumio, interpretada del modo más estricto posible, rechazando con vehemencia hasta las preparaciones más clásicas que adolezcan de dicha conjunción.

-          Consecuentemente, su capacidad de ingesta de líquidos es igualmente asombrosa. Especialmente cuando la combinación Epigrafista/Tom Bombadil (también llamada el Ente) (pero eso es otra historia y será contada en otra ocasión) toma tintes celebrativos. Serían capaces de beber el mar entero, dejando tamañitos a Thor y Loki en su disputa con el gigante Utgard

-         Cual señor del tiempo de nuestros días, cuenta con un nombre secreto que sólo conoce su cónyuge, verbigracia, la que suscribe.

-         Pareciera que la lengua del Epigrafista fuere multiforme, en cuanto la cantidad de idiomas que conoce no parece poder ser emulada por los esforzados indígenas patrios. Él rehúsa tal excepcionalidad, e incluso glosa el episodio Hechos-cap.2 con postulados inductivos de inferencia en los alcances. Las jerigonzas domesticadas van del arameo antiguo (no, tampoco es una metáfora) a la lengua de Goethe (y de Hitler, como gusta de remarcar), pasando por las procelosas aguas del léxico gabacho (con desternillantes nuances de francophonie). Siendo él el Epigrafista, no podía sino existir bajo forma de insigne latinista, asistido, no poco, por vernácula y contemporánea versión. Dígase en su defensa (?) que, teniendo ocasión de aprender egipcio jeroglífico (que no hierático ni demótico, quede claro), rehusó (no sin un atisbo de duda, me recelo).

-         El Epigrafista tiene referentes fuera del alcance de la mente humana. La tendencia a lo absurdo impregna su mente. En sus vertientes más cultas, por supuesto, estamos hablando del Epigrafista: para que los ajenos me entiendan, al modo del famoso teatro o del dadaísmo. Tal característica ha sido vislumbrada por los versados en la materia a raíz de su particular sentido del humor, que en ocasiones deja huérfanos, recíprocamente, a la Madreconcarné y al Epigrafista ante las cómicas vicisitudes que acontecen en sus vidas. No tanto como a la insigne esposa del Maromen, por fortuna (que no lamentaremos, ya que dio origen al gracejo solitario), pero sí lo suficiente como para ser señalado. Superado el desconcierto inicial, los miembros del clan conocen y hasta aprecian esta singular característica. En aplicación de las leyes de la física, algunos incluso han cambiado reluctancia inicial por inductancia mutua (quizás simplemente es ósmosis, quién es capaz de conocer los misterios de la naturaleza), y se van haciendo partícipes de ella, cual la Maestra, Tom Bombadil, Baya de Oro, sus vástagos, y hasta la Princesa Chicle (no nos engañemos, el manejo universal de frases de Les Luthiers, lleva incontables lustros teniendo lugar entre el clan, por lo que la conjunción era fatal). Esta cualidad humorístico-absurda ha dado lugar a un banco de datos de frases homéricas que pueden ser usadas en cualquier ocasión. También es fuente inagotable de referencias a Elquenopuedesernombrado, y en cuanto tal, elenco de mantras del Ente, ignorando despreocupadamente el riesgo mortal que conlleva.

-         El Epigrafista sacrificaría un ojo, como Odín por beber en el pozo de la sabiduría de Ymir. Sin embargo, su tendencia epistemológica natural suele adquirir tintes exóticos. Anteriormente conocido como “la enciclopedia del fútbol” y, más recientemente, como “la enciclopedia del Metal”, puede trabar conversación con cualquier desconocido de cualquier nacionalidad haciendo referencia a algún reputado futbolista de dicho país, los años en que estuvo en activo y su oportuna intervención en algún partido internacional (a partir de octavos, tampoco quiero exagerar). En consonancia con la envergadura de sus guedejas (y, no nos engañemos, es casi clavado a Tony Iommi, por lo que el destino debe tener algo que ver) es aficionado a la música de acorde tritono, cuarta aumentada o quinta disminuida, lo que, teniendo en cuenta su natural, conlleva el entusiasmo por la sistemación erudita de los datos relativos al género. En este viaje es acompañado con gusto por Tom Bombadil, formando este fenómeno, como no, parte del Ente. Como en todos los amateurs de su especie, está marcado por la afición hacia unos, a la par que otros le resultan completamente indiferentes, y algunas facciones, simplemente aberrantes. Vosotros, seres profanos, no oséis meterlos a todos en el mismo saco o sufriréis la ira del Epigrafista en toda su terrorífica erudición.  

Esto es lo que deja traslucir algunas veces, pocas, solo cuando lo asalta ese grado de humanidad que aqueja a toda criatura de la mitología clásica. Quién sabe lo que habita su mente, en realidad.

Futuros hijos míos:
1.- No hay otro como vuestro padre. Ya os iréis dando cuenta.
2.- Hubo un tiempo en que el Ente no existía. Sé que parece increíble, pero es así. Algún día os hablaré de aquellos tiempos legendarios.
3.- No es tan difícil comprender a vuestro padre. En cuanto dominéis el latín clásico y otras tres o cuatro lenguas muertas lo tenéis chupado. No desesperéis. Hay algunas variantes dialectales que él dice no conocer del todo.
4.- La música que lo amansa y hace humano está en la parte de arriba de los CD. No suele ser necesaria, pero por si acaso.
5.- En cuanto a los usos musicales, os recomiendo vivamente seguir la estrategia de vuestros primos Hanuman y Güeroman. Esto es: uníos a él o de lo contrario sucumbiréis.

  


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