Continuando
con el tema de ayer, os tengo que dar una mala noticia, hijas mías. Muy mala. Ya lo siento que os vengan todas dadas por el mismo lado...
Este
verano, estando en el pueblo, a altas horas de la noche sentimos unos ruidos
procedentes de detrás del cabecero de la cama. Tras mucho remirar, algo saltó
hacia afuera y echó a correr… Os voy a ahorrar los detalles. Sólo diré que nada se escapa a vuestro padre armado de un palo de escoba.
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Pérez. D.E.P. |
Desde
entonces hemos tenido que ocuparnos nosotros. Si, también de esto.
En nuestra defensa diré que no puede pretender entrar en un dormitorio a trabajar armando semejante escándalo, y que luego no le pase nada. Tarde o temprano tenían que darle un escobazo.
(Y vosotras durmiendo a pierna suelta en todo momento. Ni os meneásteis. Ojalá conservéis ese sueño a prueba de bombas toda la vida.)
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