- “Mamá, Fulanito
tiene un cuadernillo Rubio.”
- “Pues me parece muy bien.”
(Breve silencio)
- “Pues me parece muy bien.”
(Breve silencio)
-
“¿Qué es un
cuadernillo Rubio?”
- “Es un cuaderno
para practicar la escritura y también los hay de hacer cuentas.”
(Aversicuela, aversicuela, aversicuela...)
- “¿Me puedes comprar uno?”
- “Bueno hija, ya que lo pides, te compraré un cuadernillo Rubio”
- “Como el de Fulanito.”
- “Como el de Fulanito.”
- “No, Rubia, el mío que sea Rubia.”
(Aversicuela, aversicuela, aversicuela...)
- “¿Me puedes comprar uno?”
- “Bueno hija, ya que lo pides, te compraré un cuadernillo Rubio”
- “Como el de Fulanito.”
- “Como el de Fulanito.”
- “No, Rubia, el mío que sea Rubia.”
![]() |
Quien te ha visto y quien te ve |
![]() |
Reinventarse o morir |
Hijas mías: justicia es dar a cada uno lo
suyo. Pero esto es demasiado.
Precedentes
no faltan. De la demasía, digo.
Hay que ver lo que se han modernizado, oye. No sabía ni que seguían existiendo. La cuadernilla Rubia sería un puntazo. Jajajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarYo me la imagino menos lista que la cuadernilla morena. No sé porqué.
EliminarCómo odiaba esos cuadernillos en mi tierna y lejana infancia....los de ahora parecen mejores, por lo menos las tapas.
ResponderEliminarNo nos engañemos: es el mismo perro con otro collar.
Eliminar¡Ah, los cuadernillos Rubio! Me fascinó siempre esa contraportada... las manos que cogían bien y mal ese plumín... Ahora que lo pienso, el plumín era lo que más me fascinaba: nunca tuve uno, lo máximo a lo que llegué a aspirar fue a un lapicero del ¡número 3! ¡con su parte superior de color azul! ¡era lo más!
ResponderEliminarPero ¿y esos círculos y esas montañitas tan perfectos? ¿Quién era capaz de hacer eso, por el Amor de Dios?
Y a continuación todas esas palabras y esos cuadros pequeñitos e incomprensibles para mí. ¡Pero tenían que ser importantes! ¡Estaban en la contraportada!
¡Ah, cuadernos Rubio! ¡¡TÚ ANTES MOLABAS!!
Ahora entiendo muchas cosas (y una de ellas es tu horrenda caligrafía).
Eliminar